Entro a un taxi y el hedor es insoportable. El viejo que conduce el taxi huele como 150 calcetines sudaos. Quiero irme de alli, dire que se me ha olvidado una cosa. Mientras pienso en la excusa el taxi arranca. Demasiado tarde.
Abro la ventanilla y el olor sigue siendo nauseabundo. No entiendo como hay gente tan cerda por ahi suelta en lugares tan reducidos.
Paso frio pero la cabeza casi fuera del taxi.
Llego al destino y respiro el aire fresco de la noche lluviosa como si fuera la primera vez.