Resulta paradójico y triste al mismo tiempo, observar cómo esta sociedad potencia mucho más el tener un cuerpo sano que el adquirir conocimientos mediante los libros.
Vivimos en una sociedad muy superficial que no valora en absoluto el conocimiento y sí el físico. Hoy en día es mucho más importante para conseguir cualquier fin una cara bonita, que tener muchos conocimientos.
Muy sencillo, para estar guapa o guapo hay que dedicarle mucho tiempo. Tiempo que al final te lo quitas de leer un buen libro, ver un buen documental, buscar información en Internet, o hablar de temas relevantes con gente interesante. Es por eso que siempre la belleza viene unida a la ignorancia y la estupidez. La Inmensa mayoría de gente guapa tienen en común que tienen muy poco en la cabeza, y que les da igual no tener ni puta idea de nada. Incluso hay algunos que se jactan con orgullo de no haber leído un libro en toda su vida.
Un libro es un compendio de información que una persona más lista y preparada que tú, te ofrece para que aprendas cosas, y sobre todo, tomes atajos en tu vida. Un libro lo que va a hacer es que te va a hacer reflexionar sobre lo que está pasando a tu alrededor, y sobre cómo funcionan las cosas. Gran error creer que lo sabemos todo. Siempre va haber alguien que te va a contar cosas que no sabías.
Cuando me refiero a leer libros, sobre todo hago hincapié en libros que te hagan pensar, que te hagan aprender algo, que te hagan reflexionar. De poco sirve pasarte la vida leyendo novelas de misterio o de amor. Eso se convierte en un mero entretenimiento sin más. Aunque no hay que descartar que leer, provoca que tu léxico y tu manera de hablar cada vez sea mejor.
A lo que me refiero por leer libros, sobre todo, es que cuando terminas de leer un libro, retienes para siempre en tu cabeza unos conocimientos que antes no tenías y que te servirán para entender un poco como funciona el mundo y poder hablar de cualquier tema con cualquiera.
Daros una vuelta por la redes sociales y fijaros como se expresa la gente. Son muy limitaditos, y sobre todo cuando la belleza física acompaña al sujeto. Está más que comprobado, cuanto más guapo, más tonto.
Es por eso, queridos a mi hijos, que os invito a que cojáis un buen libro, en un sitio cómodo, y que os pongáis a leer una página tras otra. No hay placer más grande que dar con un libro que te atrape. El mundo se para y uno no hace otra cosa más que leer.