Recojo del blog de una hamija ventiañera, este interesante texto donde habla de los maduritos. Creo que ha acertado en todo lo que dice. Y es que, niñas, tomad nota, y abrid las puertas a esos simpaticos y educados señores de 40 años parriba. Si quereis vivir una experiencia diferente, nosotros podemos haceros tocar el cielo.
Inicio el post confesando que mis experiencias con señores que me doblan la edad han sido escasísimas. No obstante, me han dejado un muy buen recuerdo, y dejo constancia de ello en este vuestro blog, así como de la esperanza que albergo en reincidir.
Cuando se habla de intimidad con la generación anterior, una palabra viene a la cabeza: Experiencia. Y es totalmente adecuada. Un hombre mayor ha depurado tanto su técnica amatoria, que conoce el cuerpo de una mujer como el abecedario y es capaz de provocarte sensaciones a su antojo. Suelen tomar las riendas y el control de la situación. También se lo toman con más calma, dedican más tiempo a los preliminares, su propia excitación los domina menos y saben disfrutar de cada gemido, jadeo o suspiro de su partenaire.
Que no se me olvide el hecho de que están más familiarizados con la psicología de una mujer, de manera que pueden ponerte a cien sólo con la expectativa de ser besada, acariciada, mordida, lamida, penetrada…¿Los contras? Lógicamente su figura no puede competir con los músculos cincelados de un efebo. Pero no importa: Verdaderamente mi visión de la sexualidad cambió en el momento en que las miradas y la complicidad empezaron a excitarme más que los abdominales (y esto es atribuíble a sujetos de cualquier edad y sexo).