Un tal Alfredo Esparza escribio hace dias un comentario en Putalocura explicando algo que llevo explicandolo años. El lo resume de una manera magistral. Ahi va:

Por lo que veo aquí hay muchos envidiosos y amargados que en lugar estar haciendo algo que realmente les guste, se meten a la página de Torbe a pasar un mal rato y criticar pobremente.

En la vida uno elige lo que quiere para sí. Si uno quiere ser feliz busca hacer lo que le llena y punto. Si uno busca ser infeliz y joderle la vida a los demás; pues entonces se queda en un trabajo que no le gusta en lo absoluto o… entre otras cosas, hasta se meten a páginas que no soportan pero que al mismo tiempo no pueden dejar de ver.

No sé si los críticos son lo suficientemente inteligentes como para darse cuenta de que el simple hecho de que Torbe permita postear públicamente y hasta de manera anónima a cualquier hijo de vecino que así lo deseé, es una cachetada con guante blanco para ellos. Es una manera bastante ingeniosa de evidenciar su falta de neuronas en la cabeza para enterarse de que tanto ustedes como yo, para podernos expresar, dependemos de una decisión minúscula de Torbe en el diseño de su web. Podemos criticar porque Torbe así lo consiente.

Un individuo que genera un canal abierto para la libre expresión y que de antemano sabe que será objeto de múltiples críticas, no puede ser otro que alguien maduro, feliz y en paz consigo mismo. Habria que analizar qué tan en paz están los críticos con ellos mismos.