Aquel febrero de 2014 todo iba sobre ruedas. La vida me sonreía llevando un negocio que como quien decia, iba solo. Todo iba bien hasta que llegó esta entrevista maldita que cambió repentinamente el curso de los acontecimientos.
Un buen dia se presentaron un periodista y un fotografo en mis oficinas de la calle Irun. Estaban algo alterados porque por ahi habia un buen puñado de mujeres semidesnudas paseandose como si tal cosa. Todo era un jolgorio, alegria. Tuvimos que irnos a un sitio apartado para poder realizar la entrevista, porque aquellas jovencitas eran muy curiosas y no paraban de preguntar cosas y hacer chanzas de índole sexual. El cachondeo padre.
Quien me iba a decir a mi que a partir de una frase que diria en esa entrevista, mi vida daria un giro de 180 grados.
La entrevista fue cordial desde el primer momento, y por primera vez me hacian preguntas mas orientadas al terreno de como habia creado el negocio, mas que del sexo en si. Me gustó especialmente el subtitulo de la entrevista:
