Niños de 12 años preguntando por los bukakes. ¿Nos llevamos las manos a la cabeza o nos reímos un rato?
Adriana Royo, terapeuta psicológica que recientemente ha escrito un libro sobre sexo, nos cuenta una anécdota que vivió con unos niños de 12 años:
P: ¿Cómo ha afectado la pornografía a nuestra generación?
R: Mira, lo digo en el libro. En un colegio, cuando estaba dando una charla, los niños de doce años me preguntaban por el bukkake y claro, eran vírgenes. No tienes ni idea de cómo es la vagina de una mujer y ya estás maquinando cómo correrte con tres amigos en la cara de una tía. Creo que el porno ha afectado depende de cómo lo consumas. Puedes ver partes oscuras, puedes investigar sobre cosas que te excitan pero que tú juzgas luego de cara a la sociedad. Eso me parece muy interesante. Lo que no es, por ejemplo, pacientes súper jóvenes que tienen sexo real y dicen que no les excita suficiente. Hay casos de tres pajas con porno al día. Es consumo de adición. Debería hacerse un estudio de cómo afecta al sistema límbico o al hipotálamo ver tanto estímulo. El cerebro es plástico. Lo que nos metemos lo absorbemos. Tengo un montón de pacientes con una sexualidad que hay que desprogramar, no es suya, es de las películas, de lo que han visto.
No comparto el tremendismo que esta terapeuta nos intenta transmitir en esa respuesta a la entrevista del periódico El Confidencial.
Estoy seguro que ninguno de los niños allí presentes han visto en su vida lo que es un Bukake, y si lo han visto, ahí tenéis el resultado de que el porno se piratee y se muestre gratis en cualquier sitio de internet. En ese caso yo tengo la conciencia tranquila, para ver mi contenido, hay que pagar unos 30 euros al mes.
A mi lo que me parece es que esos niños, cuando dicen la palabra Bukake, los mayores se muestran escandalizados y, o bien se ríen o les reprimen, pero esa palabreja no pasa desapercibida. Seguramente la mayoría no sepa ni de qué se trate, pero el efecto es devastador. Incluso en la gente que no sabe lo que es un Bukake, cuando alguien se lo explica, alucinan bastante. Los niños lo gozan cuando ven la cara de espanto de sus abuelas. Es por eso, que decir que el porno afecta a los niños o que es algo oscuro, no se, me parece que esta chica desparrama bastante y saca las cosas de quicio muy fácilmente. Vale que se quiera hacer una campaña contra el porno, pero ya decir estas burradas, me parece un golpe bajo.
Contaré otra anécdota para terminar de ilustrar lo que quiero decir, cuando estaba en el colegio y tenía 12 años, un día que al profesor le dió por hablar de sexo, se sacó el tema del sexo anal con la intención de incomodar y descojonarnos de los profesores. Os aseguro que muchos de los que estábamos allí no habíamos visto semejante cosa, pero la soltaron para reirnos un poco. Pues esto es lo mismo. No me imagino a niños de 12 años viendo Bukakes, la verdad.
Y también he de opinar sobre la tontería que dice esta chica de tener que “desprogramar la sexualidad del porno”. Ni que hacerse 3 pajas al día fuera malo como ella sugiere. Yo he tenido rachas de hacerme hasta 6 pajas al día y mírame, estoy hecho un chaval. No entiendo a qué vienen estas progres ahora a tocar los cojones con las pajas que uno se hace, sin molestar a nadie, en completa soledad. Pero ¿qué mierda es esta?. ¿Desde cuando es malo hacerse pajas? desde cuando hay que desprogramar el porno de las pajas?. Pero si es un lujo poder ver imágenes que te provoquen y te exciten, ¿que me estas contando, criatura?. Esto del porno parece que lleva toda la vida, pero podemos ver desdehace apenas 10 años el porno en el ordenador de una manera como la vemos. Antes o no había o era muy lento y costoso. ¿Y ahora viene esta a decir que es malo? tu no tienes ni puta idea!.
Habla de los estímulos. Enciende la tele, bonita, y dime si no hay estímulos para que compres esto o lo otro, y seas un triunfador, o gustes a las tías. ¿Desde cuando puede afectar al sistema límbico o al hipotálamo los estímulos si están programados para eso? Pero ¿qué disparate es este?.
En fin. Que siga la gente diciendo tonterías, que yo me seguiré haciendo las pajas que quiera.