Estas pasadas navidades ha ocurrido algo bastante freak, que viene a dar la razon al famoso dicho de no hay dos sin tres. Mi querido padre, quizo deleitarnos con una tarta de manzana casera, simplemente porque un dia hice este comentario:
– en nuestra casa no hemos sido de preparar tartas los domingos, como hacen los yankis con la famosa tarta de manzana, nosotros hemos sido mas de hacer grandes platos de besugo al horno, cordero, y cosas asi, como buenos vascos que somos.
Ese comentario hizo que mi padre saltara de la silla, y al dia siguiente se dispusiera a hacer una tarta de manzana. Eso hizo, cogió los ingredientes, se tiró una tarde entera cocinando, y cuando por fin quiso sacar la tarta del horno, por culpa de ese ímpetu, no se protegió demasiado las manos, la tarta le quemó y fué al suelo. Asi quedó su obra.
Jaja que puto estropicio!!! cualquier familia hubiese tirado la tarta a la basura, pero mis padres, que vivieron la terrible postguerra española, no tiran nada. Asi que nos la acabamos comiendo, y no estaba mal. Eso si, los trozos de esa tarta destrozada, nos los comimos en tazas porque era en el mejor sitio donde podia estar.
Pero aqui no acaba la historia. Mi madre quiso dar una leccion de como se hace una tarta a mi padre, (despues de 42 años de casados siguen picados en todo), y se curró una tarta de turrón muy buena. Y adivinad que le pasó…
Que tambien se le cayó al suelo. Pero ella es mas mañosa que mi padre, y supo colocar la tarta en el mismo lugar, sin que nos dieramos cuenta de nada. Asi quedó su obra
Y luego me dicen que como es que soy tan friki… lo unico que hago es inspirarme en mis padres! jaja