Porno por prescripción profesional

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No sólo es que el porno no sea malo para la salud. Es que los  profesionales ven en sus consultas muchos más casos en los que “recetar” porno como parte de la terapia que es de los adictos. Algo  muy residual que tiene que ver con otras cosas, como acabamos de ver. Tampoco es que sea la panacea y haya que ver porno sí o sí: hay  casos en que le dirán al cliente que apague la pantalla y encienda  la imaginación. Otras muchas veces dará igual el porno en la terapia que se está haciendo. 

Sin embargo, me consta que a menudo es un material en el que los terapeutas se apoyan para ayudar a sus clientes. Es más, puede que muchos no sepáis que a veces se usan incluso los servicios de profesionales del sexo “práctico” para ayudar a la gente que va a terapia, y que necesita hacer cositas con otras personas como parte del abordaje. Son las famosas surrogates, trabajadores sexuales que siguen las pautas del profesional clínico para ayudar al paciente. Se habla poco de este tema  por el tabú moral de siempre, y más ahora con la que tenemos encima. No me voy a meter en este jardín, pero sí os voy a contar algún chascarrillo que me consta sobre recomendar ver porno por  prescripción profesional. En estos casos siento que hago una labor extraordinaria por el bien de la humanidad, jajaja.  

Para qué se recomienda que la gente vea porno?: 

■ Para entrenarse en el control de la eyaculación. 

■ Actuar como una actriz porno, imitarla, ayuda a muchas mujeres que van a consulta porque creen que tienen bajo deseo, vergüenzas, o dificultad para correrse. Parece ser que esa imitación “engaña” al cerebro que acaba procesando la simulación  como una cosa real que le está pasando al cuerpo, y la mujer derriba las barreras que inconscientemente se estaba poniendo. Se empodera, se libera, qué bonito todo hijos míos. Feminismo puro es esto. 

■ Permite explorar fantasías con total seguridad ya que no corres ningún riesgo, simplemente lo ves. Igual tu vida sexual te tiene amargado porque no te gusta el típico el sota-caballo-rey. O reniegas de tu mariconez. Mil cosas que pueden pasar  y pasan bastante, de hecho, pero que no se cuentan, porque  todos decimos en la calle que estamos sexualmente muy bien…  O no decimos nada porque nos hacemos los discretos, pero hay  gente con unas comeduras de cabeza de flipar. Traemos la tradición moral que traemos, y no todo el mundo se la sacude de encima con la misma facilidad que tú o que yo… ¿Sabíais que al famoso polígrafo, “máquina de la verdad”, se le puede enganchar un accesorio que mide al milímetro los cambios de volumen  de la polla? Gracias a eso y a unas cuantas imágenes de distintos pornos, más de uno ha podido dar el primer paso en dirección a sus verdaderos deseos. 

■ No nos olvidemos de que no hay más que vírgenes por el mundo, y aunque en la vida real el folleteo suele ser distinto que en los vídeos, muchas personas pueden ganar seguridad cuando su  terapeuta le recomienda ver cierta práctica, ciertos cuerpos, posibilidades, roles, pueden anticipar algunas cosas… 

■ Algunas parejas en crisis de insatisfacción y monotonía pueden ir a terapia y llevarse de deberes ver un ratito de porno diario por  separado. Al cabo del tiempo y comparando el historial de navegación va el terapeuta y les dice: Damo y caballera, ¿os habéis  contado alguna vez que a los dos os gustan las pelucas de color azul turquesa? A vivir, son ochenta euros, gracias. 

■ La diversidad de cuerpos está bien representada en el porno  actual. Yo mismo soy ejemplo, por mucho que insistan las pe sadas de “los cuerpos normativos de bellezas inalcanzables”. Cualquier persona cuya vida sexual esté en la mierda por culpa de complejos físicos va a sacar más provecho del porno que de instagram. 

■ Lo mismo que la prostitución y el matrimonio son dos instituciones históricamente hermanadas, el porno salva a muchas parejas que encuentran en ver guarrerías fantasiosas un punto de  agarre para no mandar a tomar por culo el pacto amoroso monógamo que deciden mantener. 

Resumiendo: 

■ El porno no es obligatorio, es opcional. 

■ El porno no es ni bien ni mal, pero si hay que decantarse, es mucho más bien. 

■ El porno es fantasía y gustito. 

■ A tomar por culo las perras viejas con sus nuevos collares.