En este viaje a Praga, estoy taladrando un buen número de nietas de Panenka, dándoles amor y calor como es debido. Hoy ha venido una rubiaca de esas, de nombre Daisy Lee, con un chocho que es como un fruta recién abierta. Rosadito y caliente. Me hablaba y me decía «cómeme».
Lo primero que he hecho nada más levantarme ha sido ducharme y meterme un buen desayuno con un plátano y muesli. Habíamos quedado a las 10.30 pero la interfecta no ha venido hasta… dos horas y media después! No se qué decía que había perdido las llaves de no se donde. Toda la mañana perdida aquí mirando como los trolls de twitter pagados por las feminazis tiraban su vida insultándome. Es alucinante qué importancia le dan a lo que ellos piensan, cuando su opinión realmente no interesa a nadie y suele ser una mierda pinchada en un palo.
Pues bien, os cuento el surrealista encuentro con esta checa rubia, que físicamente, para qué negarlo, me ha recordado a las chonis españolas. Uñas postizas largas, megamaquillada, extensiones, mirada perdida y en fin, un cuadro de tía.
Me fijo que tiene infinidad de rasguños por todas las partes de su cuerpo. Le pregunto, ¿qué te ha pasado? Y me dice que ayer tuvo una sesión de BDSM con dos tíos en el bosque. Pfff vaya puta mierda, está hecha un puto cuadro. Le tiro unas fotos y percibo que está como nerviosa. Se suena mucho la nariz como manteniendo los mocos, y está como nerviosilla. Qué cojones está pasando aquí? Ni una puta foto he podido hacer en condiciones porque no paraba de moverse. Aquí rescato alguna decente pero he tenido que tirar el resto porque en todas salía moviéndose. La sesión ha sido de pesadilla.
Fijaros en las mierdas que tenía la tía por todo el cuerpo. En fin. Le digo que se vista de colegiala, que vamos a hacer la escena de Padre Damián. Se ríe y cuando le digo que hable para darme la contraréplica, a veces mueve los labios, a veces no. A su puta bola.
Cuando está despelotada del todo, veo que le sale del coño unas gotas de un líquido transparente. Me fijo que ha dejado la cama algo mojada. Qué cojones…. ¿se estará mojando por la excitación del momento? Le meto el dedo en el coño para ver que pasa por ahí y se empieza a mover como una perrilla en celo. Pero enseguida me corta y me dice que no quiere correrse todavía.
A mi ya ha conseguido que me ponga palote, así en un santiamén me visto de Padre Damian, y ya está la tia comiéndomela como un aparejador serbio en su hora de la comida. Pero qué pasa, que la tia la come fatal, pero fatal de cojones, me pasa la mano como amasándome la polla como si fuera una tortilla. Una de las peores comidas de polla de toda mi existencia. Ya veréis el video cuando lo saque. Además, marca con los dientes la polla. Asi imposible empalmar al 100%.
Seguimos con el polvo y el mejor momento es cuando la pongo a cuatro y le doy medio kilo, bueno, 150 gramos de carne en barra. Toma toma! hija de Nedved!!!
La tia tiene hábitos adquiridos y no puede estarse quieta. Quiere hacer posturitas de actriz porno en cada postura y eso hace que me desconcentre porque se ve claramente que no está pasándoselo bien, está haciendo el papel, y yo lo que busco es precisamente lo contrario, busco autenticidad, que ella transmita que se lo está pasando bien.
Nada, imposible. Un polvo de mierda para olvidar. Se me baja y me sube la polla como un acordeón. Me pongo a sudar. Me cabreo, y finalmente me corro, porque soy ante todo un profesional y siempre acabo lo que empiezo. Le echo un buen cuajarón de lefa en su boca y la tia lo escupe! pero si habíamos quedado en que te lo tragabas! maldita! pues no, la tia lo escupe. Odio que me engañen de esa manera.
Reniego de ella y no le doy otra escena extra que pensaba darle. Se ducha, la pago, se viste y se va. Hasta nunki rubia. Que tortura de escena, vive Dios! pero en fin, este trabajo es así, una de cal, otra de arena.
Sigo por Praga, mañana viene otra. Viene una tia que lleva un montón haciendo porno y que muchos seguramente la conoceréis. A ver que nuevas aventuras me pasarán.