Vivimos tiempos en los que se les da mucho espacio en los medios de comunicación a las feministas, demasiado diría yo. Se les da tanto, que se están subiendo a las barbas y están diciendo una serie de barbaridades y estupideces, que alguien va a tener que pararlas, y ese alguien por ahora soy yo.
El otro día una periodista mexicana de nombre Lydia Cacho dijo algo que no me gustó sobre el mundo que a mí me representa, que es la pornografía:
«La pornografía normaliza la violencia. Las sociedades no diferencian deseo y fantasía. Internet ha cambiado radicalmente el discurso. Ahora se da la sextorsión y el porno por venganza. En la medida en que el sexo es más accesible, el amor es más innacesible».
Y yo quisiera desde aquí contestarle matizando algunos puntos. Lo primero, la sociedades sí diferencian entre deseo y fantasía, el que no lo diferencia es la gente sin cultura o sin un mínimo de inteligencia.
Cuidado con las palabras que uno utiliza, porque el porno por venganza no tiene nada que ver con el negocio de la pornografía. Son dos cosas muy distintas, nosotros hacemos porno para causar placer y satisfacción a las personas, y hay otros que utilizan el sexo para vengarse de otras personas. Considero un error el incluir la palabra pornografía, y sobre todo que en ese artículo sea el titular, porque lleva a la confusión, y es mi obligación decirlo.
Y en cuanto a la última frase que dice esta señora, en el que afirma que cuando el sexo es más accesible, el amor es más inaccesible, difiero completamente de sus palabras. Porque puede haber sexo con amor y sin amor, eso depende de cada persona. Pero eso de sentar cátedra profiriendo frases tan contundentes como esa, no me parece bien.
Ahí queda eso.