Que alegría me da tener a Esmeralda por aquí, y es que cuando me pongo cachondo aún pienso en los polvos de Esmeralda y el culazo que tiene. Es un culo de esos que son TOP, de los que te pasarías admirando, follando, reventando y culeando con él el día entero, y ahora lo tengo por aquí otra vez dispuesto a dar guerra, a tragarse mi polla, a darme meneos hasta correrse y encima vestida de cerdita que me pone más cachondo todavía.
A Esemeralda el follar le va, hacemos buen tándem, porque a mi un poco también me va la verdad… jaja, a follar que la vida son dos días hamijos! Esmeralda disfruta como una perra, siempre nos quedamos flipados con las escenas de Esmeralda porque se moja como si te cayera un tsunami encima, se lo pasa pipa con mi polla metiéndosela por todos los agujeros de su cuerpo y disfrutando como una guarra.
Vestida de cerdita sus instintos sexuales todavía van más allá y folla como una loca en esta escena, primero me coge la polla con la boca y me da un meneo, un chupeteo que me deja loco, y me deja el rabo tieso como el mástil de las Carabelas de Colón, así que salimos rumbo a las Américas y vamos a por ese chocho que ya está palpitando como el que está inquieto esperando una cita importante.
Allá que va mi polla hacia dentro a divertirse en su cueva del amor, que húmeda está siempre Esmeralda y como me cabalga, me pone malísimo y verle la cara de placer me pone muchísimo, además el coño no para de chorrearle y es un gusto para la polla estar metido ahí dentro.
Cuando se me pone de culo ya es una Putalocura, porque tiene un culazo de los más épicos que he visto, de tamaño, de dureza, de aspecto, tiene un culo que me lo como entero, me encanta que me cabalgue del revés y ver como su culo y coño van tragando mi polla al ritmo, pero no puedo evitar ponérmela a 4 y llevar yo el ritmo para darle caña.
Entre caras de placer y algún cambio más de postura, el coño chorreante de Esmeralda y le veo la cara y está pidiendo leche, como soy un caballero, descabalgo y opto por servirle toda la leche que pueda directamente a la boca como si de un buen whiskey se tratara, siempre hay que complacer a una dama.