Ya decía Platón, que en la vida lo que hay que hacer es conocerse uno así mismo, que ese es el secreto de la vida.
Yo he llegado a la conclusión de que si un videojuego me gusta, soy capaz de dejar todas las demás cosas a un lado y sumergirme en él durante mil horas. Algo irracional tienen los videojuegos que producen en mí un deseo irrefrenable de no querer despegarme del mando durante días. Es sin duda alguna, mi punto débil. No sé cómo pasar el mono y quitármelo. Tengo que llegar lejos en el juego y averiguar el mecanismo de cómo ganar dinero y controlarlo de veras, para que entonces el juego deje de interesarme.
Para mí todos los videojuegos son un reto. Y me estrujo la cabeza hasta llegar a las tripas de este y encontrar la manera de llegar lejos en el juego. Ahora llevo un par de semanas viciado con el GTA Online, y bueno, la locura se ha apoderado de mi. Los videojuegos que más me gustan son los de estrategia: gestionar ciudades, barcos, envíos, negocios, ejércitos, materiales y un sinfín de cosas, hasta granjas. Hay una atracción en mí tremenda hacía todo aquello que represente un trozo de tierra, un mapa, una ciudad..
El primer juego con el que me enganche de verdad fue el Warcraft. Luego vinieron el Warcraft 2 y 3, y el World of Warcraft. Con ese tuve una enganchada que me duró meses sin salir de casa. También me enganché a Starcraft y otros juegos parecidos.
No sé que tienen los juegos, pero como me conozco, los mantengo alejados de mí, porque sé que si entro, luego va a ser muy difícil salir. Me da rabia dedicar tanto tiempo a los videojuegos, porque eso hace que me olvide de las demás cosas. Me olvido de leer, de escribir, de actualizar la web, y de poner cosas en la redes sociales. Es como si un extraterrestre me abdujera y me sacara de mi cotidianeidad.
La mayoría de los videojuegos se basan en la teoría del premio y el castigo. Es una regla muy simple por la que se basa en la gran mayoría todos ellos: si haces las cosas bien recibes mejoras o dinero, si haces las cosas mal te quitan dinero o poder. Es muy sencillo el método. Esto mismo ocurre en el mundo de los juegos de azar. Con otras reglas y de otra manera, pero con la misma base. Al final siempre se juega con el tiempo y el dinero de cada uno. Yo considero el tiempo y el dinero una misma cosa.
Me gusta jugar a videojuegos. Me evade totalmente de la vida, y me sumerge en otro mundo. Pero puedo estar sin jugar a videojuegos semanas si me harto de uno. Estoy seguro que el mundo de los videojuegos va a evolucionar tanto, que mucha gente dejará de relacionarse en persona con los demás, y lo hará por medio de un avatar. Es muy atractivo lo que uno puede hacer digitalmente, y ahora estamos en pañales. Ya veréis lo que nos espera, vamos a flipar todos.
Últimamente el juego con el que estoy más enganchado es el FIFA. Suelo jugar el modo manager que trae el juego y me casco todos los partidos de la temporada con un equipo de Segunda División, sin dinero y con muy pocos medios. Me gustan los grandes retos y siempre cojo el Alcorcón, y le subo a Primera y hasta gana Champions. Qué jugadorazos creo de juvenil. Oh que maravilla. Y cuando mi corazon me lo pide, me pillo a mi amado Athletic de Bilbao y lo subo a los altares. Pero hago una cosa, solo ficho españoles, no ficho extranjeros. Lo hago más dificil. Después de varias temporadas, todos los jugadores están en la selección española.
En fin, pajas mentales mías. A veces he pensado el retransmitir mis partidas del FIFA pero es que son eternas, duran muchísimas horas. Así que paso. Son para mí.