¡Joder es que el Padre Damián no hace una buena! Es un poco cabrito y un cerdo, pero eso nos encanta, Quetzal tiene preocupaciones y va a ver si el padre puede ayudarla, pero Damián que siempre lo lleva todo al mismo terreno, se aprovecha de ella para follársela convenciéndola de un vaso de leche celestial es la solución a sus problemas, y claro, Quetzal, una muchacha, colegiala, inquieta, pues le pica el parrús y al final entra al juego, con gusto, y nosotros, pues también lo degustamos.
Al principio Quetzal parece que no lo tiene muy claro, pero empiezo a meterle lengua, poco a poco y la cosa se va caldeando, los besos, bien dados, son de las cosas más pasionales que hay, y le abro la camisa en un quiebro para ver esos tetones que Dios le ha dado ¡hija mía, quien mejor que yo para tocarte esas ubres con las que te ha obsequiado el Señor!
¡Vaya tetas ricas! las chupo, las toco, me las como como si no hubiera un mañana y vamos elevando la temperatura con gusto, mi rabo está ahí, tieso, y yo mientras magreando a la colegiala, por todos lados, el coño empieza a palpitar y me saca el rabo y empieza a cascármela mientras me da lengua y mientras la sobo entera, un gusto tremendo que también la pone muy a tono.
¡No puede más! y ella misma coge polla y se la mete en la boca, y que buen hacer ¡hija mía! así se hace, así es como una se gana el cielo, Quetzal va por el buen camino, una mamada deliciosa, pero llega el momento en que el Padre Damián debe ahondar más en los pecados y problemas de esta joven, hay que follársela.
Un culo delicioso, de esos que coges con ganas mientras te cabalga, y un chocho jovencito, mojado, tan mojado que resbala y hace chup chup cada vez que pegas una embestida, un polvazo delicioso que no os podéis perder, al final corridita en la boca, leche divina que disipará sus problemas y expiará sus pecados ¡una delicia!